miércoles, 12 de septiembre de 2007

¿Cobrar rescates?

Mas peligros del cobro de rescates:
Vamos a pensar que somos cualquiera de esas personas que se encuentran en peligro, o herido, o con equipamiento escaso o inadecuado, o perdidos o simplemente en riesgo de que nuestra situación empeore peligrosamente si no nos vienen a ayudar.
Tenemos que tomar una decisión de llamar al teléfono de urgencia. Pero ante nosotros se abre la posibilidad de una facturación millonaria. Ya sabemos como se las gasta nuestra administración con el tema de las recaudaciones: primero pagas y después recurres.
Vamos a ver como se quiere hacer este proceso de facturación: el cálculo de una hora de helicóptero lo hacen sobre el precio comercial, es decir con precios de entre 2000 y 3000 euros la hora de vuelo. Insisto: precios comerciales. Pero la administración no puede obtener beneficios y si quiere calcular el precio de un servicio debería en todo caso hacerlo con el precio de costo neto. Y este precio de costo es entre 1/5 y 1/10 parte de lo que nos quiere cobrar.
Además se ha pretendido en estas administraciones que querían cobrar el rescate, incluir el precio de las horas de trabajo del personal de tierra, cuando se trata de personal funcionario y que por tanto cobran su tiempo hagan o no hagan el rescate. Total: facturitas superiores a los 6000 euros en algunos casos. Todo un estímulo para llamar a los servicios de urgencias.
Comienza un proceso lógico de autoinculpación y no vemos como nos escaparemos sin que se nos acuse de imprudencia: no haber calculado la hora de llegada, no tener equipamiento adecuado, no haber estudiado la ruta, no haber colocado las fijaciones de forma adecuada, adentrarnos en terreno inestable etc etc. Tenemos el miedo en el cuerpo y vamos a apurar al máximo el momento de dar el aviso. Lo haremos cuando ya no queda mas remedio y surge el desastre: la lesión puede traer secuelas, el perdido termina teniendo un accidente o la noche ha venido y ahora nos encontramos en verdadera situación de riesgo de perder la vida o la de los que nos acompañan.
Por ello,insisto: un servicio público nunca puede amenazar con una facturación que aterroriza cuando se trata de salvar vidas. Los casos de rescates que no son justificados son tan mínimos que son perfectamente asumibles dentro del número abrumadoramente mayoritario de las ayudas que se prestan a los que si lo necesitan.
Por el contrario, una sanción o facturación a los imprudentes causaría el terror y por ello la falta de asistencia a los otros muchos casos de vida o muerte.
Hay soluciones alternativas a estudiar como por ej. estimular a los que practican deportes de riesgo para que se federen, suscribiendo con la tarjeta de federado un seguro que cubra esos posibles gastos extras de evacuación.
Es decir,que si la administración quiere recuperar algo de su gasto, lo puede hacer, pero siempre de forma indirecta y sin que la persona que está en situación de riesgo se vea ante la disyuntiva de, o pagar o seguir apurando su situación de peligro hasta que sea ya irreversible.

Montaña:¿hay rescates injustificados? ¿Se deben cobrar?

Comentarios oídos:
"Se ha torcido un tobillo y por esa tontería han avisado a un helicóptero para que venga a evacuarlo"
"Iba poco abrigado cuando le sorprendió un cambio de tiempo y hubo que sacarlo de la montaña. Habría que cobrarle el gasto que ha ocasionado su imprudencia"
"Estaba cansado y quería que lo fuesen a rescatar. Que listo".
"A esos que se dedican a una actividad de ocio y les ocurre un accidente habría que cobrarles el rescate"
"En otros paises cobran por rescates en montaña. Aqui deberíamos hacer igual"
A estos comentarios les han prestado oídos algunas administraciones. E incluso, sin informes previos para oír todas las voces, se ha legislado para contemplar cobros por rescates , bien por ser supuestamente injustificada la causa del rescate, bien porque ha habido un accidente achacable a la imprudencia del accidentado.
Así, a bote pronto, tal vez os parece lógico que se haga.
Pero vamos por partes a ver si todo es así de simple:
1º Los países que cobran esos servicios no disponen de servicio público de rescate con helicóptero. Tanto los guias de montaña como los helicópteros de rescate pertenecen a empresas privadas, y por tanto no cobran de los presupuestos generales del estado.
En nuestro caso sí disponemos de dicho servicio en varias comunidades autónomas. Luego, si un ciudadano ya paga con sus impuestos un servicio público, salvo infracción flagrante, no parece lógico que se le cobre por dicho servicio dos veces. Por agravio comparativo podemos decir que los accidentes de automóviles se deben casi todos a la imprudencia de al menos una de las partes, y no por ello se deja de atender a los implicados, sin coste adicional. Los incendios e intervenciones en general de bomberos y servicios de urgencia (policía incluida) pueden tener su origen en imprudencias leves. Y sin embargo no pesa sobre el administrado la posibilidad de un cobro del servicio, salvo imprudencias punibles y conductas dolosas o culposas que merezcan sanción judicial o administrativa.
2º Un accidente de montaña por muy tonto que sea, se convierte en un problema serio cuando el punto mas próximo, desde el que se te puede recoger para ser atendido o trasladado a un hospital, se encuentra a horas de camino. Una simple torcedura de tobillo te impide andar y obliga a un equipo de al menos cuatro hombres a transportarte a peso hasta un lugar viable para la recogida o atención adecuada.
3º En personas con escasa preparación física, es frecuente llegar casi al límite de su resistencia en la excursión de ida hacia el objetivo que se halla fijado ese día. Pero claro, luego hay que regresar y hacerlo dentro de las horas de luz que le permitan llegar con seguridad al refugio o aparcamiento de su vehículo. No estáis en el centro de una ciudad o un vecindario donde podéis coger un taxi o medio de transporte, o simplemente meteros en el primer restaurante que veáis para reponer fuerzas o interrumpir el ejercicio cuando os venga en gana. Hay que llegar a sitio seguro con fuerzas o sin ellas.
Con tal merma de facultades y sólo dependiendo de vuestro propio esfuerzo, hay que seguir andando. Y surgen los problemas: se ralentiza la marcha porque ya no puedes con tu alma y la hora calculada para llegar a un sitio seguro se retrasa cada vez mas, se producen confusiones que llevan al extravío, prisas por coger atajos y asumir riesgos desconocidos, y sobre todo, la negra perspectiva de un vivac (pernoctar) en medio de la montaña, que representa una noche a la intemperie con el frió y las malas condiciones meteorológicas. Si a esto añadimos que hay personas que nos acompañan y que se ven obligadas a no dejarte solo o que dependen incluso de ti, lo mas prudente parecería avisar a alguien que te solucione semejante urgencia. Y no se puede despachar con un simple "Pues vaya una urgencia. Total por estar cansado"
Voy a continuar con éste tema abriendo una nueva entrada porque se puede hacer demasiado largo y eso ya sabeis que echa para atras al lector.



martes, 11 de septiembre de 2007

Mas sobre fuegos: los tres treintas.

Hay unas condiciones climatológicas en las que se desarrollan los fuegos que, caso de darse en un incendio, solo hay una forma de extinguirlo: atacarlo justo cuando nace o tiene unas dimensiones mínimas.
¿Cuales son estas condiciones en los que el fugo se vuelve indomable? Los famosos tres treintas: Por encima de treinta grados de temperatura, por debajo del 30% de humedad y vientos superiores a 30 nudos (55 km/h)
Cuando se dan estos tres elementos juntos, y cuando el frente ya ha crecido un poco, ni tirando agua con portaaviones seríamos capaces de extinguirlo: mientras haya combustible y esas condiciones permanezcan, no hay quien lo apague. Se extinguirá cuando se acabe el combustible o llegue a los límites de parajes donde no pueda avanzar.
El fuego avanza a una velocidad de vértigo. Delante del frente y a distancias increíbles (a veces mas de 100 metros) se van creando nuevos frentes dando la sensación de que algún pirómano va por delante del fuego creando nuevos focos. El motivo es que las pavesas, sobre todo cuando se trata de bosque de pino , vuelan ayudados por el viento y donde caen crean un nuevo foco secundario.
Se dice que el pino es un árbol pirómano. Los bosques de pino se reproducen y extienden gracias al fuego. Cuando arde un pino, las piñas explotan debido a la temperatura de la resina que contienen . Los piñones salen disparados con sus láminas voladoras encendidas, creando allá donde caen nuevos focos de incendio
Estas han sido las condiciones que han vivido en el Peloponeso en los últimos incendios que asolaron Grecia en el presente año 2007.

Los medios aéreos: ¿apagan los fuegos?

Los medios aéreos contribuyen, mitigan la llama, colaboran en apagar los fuegos forestales.
Pero por si solos, salvo que se trate de un pequeño incendio, NUNCA APAGARÍAN UN FUEGO FORESTAL.

Sin embargo los medios terrestres SI serían capaces de acabar con un incendio por si solos.
Empiezo así para que el mito de que los medios aéreos son los artífices de la extinción de los grandes fuegos es eso: un mito. Y por tanto falso.

Los medios aéreos deben utilizarse siempre en colaboración de medios terrestres . El helicóptero o el avión dan un primer golpe de gracia al frente de llamas, o bien, mediante líquido retardante. crean un cortafuegos que impide el avance rápido de las llamas. Luego el medio terrestre, con agua o escarbando el terreno, se asegura de que no queda ni rastro del fuego en ese tramo de frente.
Pero si un medio aéreo trabaja solito, sin nadie debajo para rematar, el frente termina por reavivarse INDEFECTIBLEMENTE.

Y por desgracia hay incluso muchos profesionales de la extinción que ignoran este punto. Algunas veces hemos estado trabajando solos en una zona de un gran fuego y nunca ha servido para nada.
Algunas veces se trata de querer aparentar de cara a la imagen pública de que se está trabajando en todos los frentes. Otras veces se trata de pura ignorancia de los implicados en la extinción. En ambos casos el esfuerzo es inútil .